Nota de la pasión de San Juan por JS Bach

Nota de la pasión de San Juan por JS Bach
San Juan Evangelista por El Greco

Me vino como un relámpago. La luz del entendimiento. La calma de internalizar razones secretas y benevolas en un misterioso suceso. La historia me hizo una confesión personal y de ternura desbordante.  El relampago de tomar conciencia de un movimiento excepcionalmente ejecutado por uno mismo.

Escuchando la Pasión de San Juan por JS Bach me llegó esta propuesta sobre lo fundamental de la religión. Sobre el maravilloso relato del testamento y la pasión de Cristo.

La belleza y complejidad de la música abrió un pasaje directo a las profundidades de mi psique. Donde mi individualidad existe sin forma, fundida con el océano de arquetipos de la humanidad. Aquí un mensaje bíblico se erigió poderoso, la marcha de todos los caballeros templarios en trance místico. Me descubrí conmovido por la idea de Cristo y todos los que han muerto por ella de forma justa.

Interpreté que cada parte del relato es una advertencia sobre decisiones que afrontaremos de una u otra forma en nuestras vidas. Así, todos podremos negar lo que amamos y creemos, o no. Como le sucedió a San Pedro.

O podremos elegir traicionar, cediendo a la obscuridad dentro de nosotros y a su instintos más bajos y rabiosos. Como le pasó a San Judas.

Al darme cuenta de que yo soy ellos la impresión me arrojó de la silla. Yo soy San Pedro y yo Soy San Judas en potencia.

En la fluidez y confusión de la vida. Muchas veces cuando empezamos a entender algo y a hacer ajustes consecuentemente, el viento ya cambió de dirección. Necesitamos brujulas, anclas y referencias para tratar de navegar. El relato bíblico nos ayuda a esto.

En todo esto, la constante es la idea de Cristo.  Esa noción de que hay algo divino fuera de nosotros y que a la vez comparte nuestra humanidad. Donde existe siempre perdón y compasión sin recato. Donde no hay sorpresa en que podamos mentirnos o traicionar. Y donde a pesar de esto, hay aceptación y un recordatorio de que podemos actuar mejor la siguiente vez. Que aún con nuestros errores somos suficiente. No hay distinción en el perdón.

Y la magnitud de esto me conmovió hasta la medula. De forma exuberante y abrumadora.